Crónica Urbana: Cruz-Diez en estaciones

Domingo, 24 de noviembre  2019

Inaugurado el paso peatonal de Cruz Diez en El Rosal

― La emoción es igual a cuando me aprobaron la visa.

Una señora, bastante moderna ella, con lentes de sol, sombrero, bermudas beige y una franela blanca holgada, el vestuario perfecto para andar un día entero por Caracas, está acompañada por su hermana. Ambas se encuentran en una esquina del Centro Cultural Chacao, en la urbanización El Rosal.

REcorrido Urbano [Caracas Cinética], experiencia de ciudad diseñada por #CCSen365 | Hashtag oficial: #ReconciliandoCCSsinMiedo10

Son las 8:00 am de un domingo. Las calles apenas empiezan a cobrar movimiento, pero en esa cuadra la música resonaba. Justo al lado una empresa aseguradora hacía una actividad deportiva con sus empleados. Las personas que se acercaban al centro cultural no sabían si la bulla provenía de allí o de otro lado. ¿Será que el recorrido de Cruz Diez comenzaba así? Quizás las expectativas de algunos era que el reguetón sonara de fondo. Pero no hizo falta melodía porque todas las notas las dieron las obras de Carlos Cruz Diez.

Para participar en esta convocatoria los interesados debían entrar a una hora estipulada en el sitio web de [CCSen365], registrarse y esperar a que les llegara el correo de confirmación. Al ser gratuito la demanda era alta, pero las oportunidades estaban disponibles. Había 30 cupos y, por ende, 30 afortunados. Todos los que resultaron seleccionados llegaron puntualmente. Antes de las ocho ya el grupo estaba completo. LuisRa Bergolla, el gerente de la asociación civil Collectivox y principal impulsor de este programa social que busca reconciliar la ciudad con sus ciudadanos, por medio del patrimonio cultural, para así fortalecer los lazos de pertenencia y arraigo hacia Caracas, comentó que era la primera vez en mucho tiempo que los participantes estaban listos primero que el transporte. No es para menos, una salida así no se hace siempre. Teníamos la oportunidad de conocer de primera mano las obras del gran artista Cruz-Diez junto con un equipo de guías invitados compuesto por curadores, museógrafos, artistas y arquitectos y demás profesionales que trabajaron, por lo menos en algún momento, directamente con el maestro.

Además de nosotros 30, también viajamos con los voluntarios de [CCSen365]. Se diferencian porque portan un chaleco. Algunos cargan radios de larga distancia, otros unos papeles. Todos tienen su tarea bien definida. Por ejemplo: hay dos personas que marcan la vanguardia y la retaguardia. Debemos permanecer entre ellos como extremos de la manada urbana. Esa instrucción, al estilo militar, me sorprendió en un momento, pero luego descubrí que es una técnica de lo más efectiva para manejar a las multitudes. Ellos, al fin y al cabo, están comprometidos para que las experiencias urbanas que vivamos sean lo más memorable posible.

El primer paso

Justo cuando salimos del centro cultural nos topamos con la primera obra urbana de Cruz-Diez. Muchos la obviaron en un primer momento. Ese es el encanto de Cruz-Diez: su arte aparece en los lugares menos sospechados, más allá de las paredes de un museo, está en los rayados peatonales, en las butacas de los teatros, en el piso de los edificios. En este caso se hallaba en el cruce peatonal entre el Centro Comercial Lido y el Centro Cultural Chacao. Se realizó hace unos años, pero el tiempo desdibujó los colores. Ahora, junto a la Embajada de Francia en Venezuela y la Fundación Cruz-Diez, se realizó un proyecto para recuperar todas estas piezas, que para el maestro significaron tanto. Y no lo digo yo, esta voz que narra lo que pasó ese domingo 24 de noviembre, sino que lo confiesa su nieto Gabo Cruz, quien dirige el taller ArtiCruz en Panamá.

Luego nos agruparon para indicarnos cuáles normas debíamos seguir. La seguridad es un tema que rondaba por la cabeza de muchos. ¿Podemos sacar los teléfonos para hacer fotos? Sí, porque actuamos como un cardumen y así es menos probable que se metan con nosotros. Y así fue: un colectivo infranqueable que logró pasear por varias zonas de la ciudad sin ningún inconveniente. Quizás la aspereza caraqueña se ha limado poco a poco. Ya era hora.

De allí pasamos al autobús que nos esperaba para movilizarnos desde el este hacia el oeste. Era el mismo que Andrés Barazarte tomó con su maletín en País portátil, la afamada novela de Adriano González León. Hablamos de los autobuses Mercedes Benz 0317, blancos y azules, que van desde Los Magallanes de Catia hasta Chacaito. En los sesenta empiezan a circular en Caracas estos modelos. De las 200 que en su momento hubo activas, se mantienen ahora entre 20 y 22 unidades circulando. Para algunos, era la primera vez que abordaban esas unidades y para otros fue un motivo para recordar su infancia. Es increíble que con la cantidad de años que han pasado aún estén en buenas condiciones y prestando servicio. Todo ha sido gracias a la incansable labor de los conductores, ahora socios-accionista de esta linea de transporte.

El contraste entre lo viejo del Mercedes Benz y lo nuevo de las edificaciones de El Rosal son la postal perfecta que tomaron los pasajeros. Asientos de acrílico azules que han servido de reposera para generaciones y generaciones de caraqueños y visitantes de estas direcciones complicadas. La mañana estaba radiante. No pudimos pedir un mejor clima. Pasamos el torniquete de la entrada, saludamos al chofer, escogimos los puestos de nuestro agrado y arrancamos los motores.

Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez

Llegamos antes de que abrieran el museo. No había tráfico y en menos de media hora ya estábamos en la avenida Bolívar, a pocas cuadras de las Torres de El Silencio. Nos bajamos en orden y esperamos unos minutos hasta que nos permitieron ingresar. Dejamos los bolsos en recepción y subimos al segundo piso, donde se encuentra la exposición permanente sobre Cruz-Diez. Tomó la palabra Susana Benko, curadora que llevó la Gerencia de Investigación y Museografía en el momento en que se estaba instalando por primera vez la “Cámara de Cromosaturación”. “Para mí es un reencuentro con el museo, después de muchos años de haber dejado la gerencia. Siempre mantuve el contacto con Cruz-Diez. Él, además de ser un gran representante del cinetismo en Venezuela y el mundo, también fue una persona que integró el diseño gráfico, el urbanismo, la arquitectura y la tecnología con su obra”. Cuando le propusieron abrir un museo con su nombre, él dijo que estaba de acuerdo, siempre y cuando se incluyera el diseño porque, a su parecer, era necesario hacer énfasis en el estudio de las artes reproducibles [grabados, estampas y serigrafias] ‘La gente debe aprender hasta cómo se hace un lápiz’, comentó en su momento el maestro. 

Esta colección de Cruz-Diez ha crecido con los años. Al principio solo se tenían los afiches, innovadores por su tipografía y formatos, pero ahora podemos ver obras de mayor formato que pertenecen a su periodo más maduro. El maestro perseguía tres objetivos: 1) Crear piezas que implicasen una sensación cromática particular ante nuestra mirada y que generaran, a través de cierta vibración, un momento inestable con respecto al color. En otras palabras, que la relación con la obra no fuese de forma pasiva, sino algo más que simplemente una composición de planos, líneas y colores. 2) Colores aditivos, es decir, la combinatoria contrastante de dos colores produce el efecto de que existe un tercer color. 3) La idea del color sustractivo, tratar que el color sea independiente de la forma. Todo con el fin de lograr la experiencia cromática en sí misma”, expone pausadamente Benko, quien comenta que durante su gestión el equipo del museo era bien reducido, incluso a veces madrugaban para terminar las exposiciones, pero todo el esfuerzo valió la pena porque en el 2005 recibieron la visita del maestro.

Cruz-Diez es uno de los artistas más brillantes que he conocido. Era encantador, metódico, curioso y didáctico. Las puertas de su estudio siempre estaban abiertas. La última vez que lo vi fue en octubre del año pasado, en París. Su familia lo cuidaba mucho. Era queridísimo en todas partes”, finaliza la investigadora.

Centro Nacional de Acción Social por la Música

De la avenida Bolívar partimos hacia Quebrada Honda. Tomamos las calles internas, nada de autopista. La gente se quedaba perpleja al ver este curioso autobús pasando por calles y avenidas que no están en su ruta usual. Y la impresión aumentaba cuando se fijaban que adentro iba un “grupo de turistas” con sus teléfonos en mano grabando todo el recorrido. Paramos al lado del Centro de Acción Social por la Música. En ese mismo momento se estaba dando la entrada para el concierto de ese día: rock sinfónico de Coldplay. Caminamos entre la multitud, pero claramente nos diferenciábamos por nuestra ropa deportiva versus la vestimenta formal de los asistentes. Nos dirigimos directamente al final del primer piso, que colinda con el Parque Los Caobos. Allí encontramos una de las tantas obras integradas a la arquitectura de esta sede de El Sistema. Se hallan en los pisos, las rampas, las butacas y hasta en el telón. Este último tiene una anécdota que nos compartió Tamara Lugo, hermana de Tomás Lugo, arquitecto de este centro y del Complejo Cultural Teresa Carreño:

El maestro Abreu quería que el telón llevara una obra de Cruz-Diez. Este le mandó el diseño, pero a Abreu no le gustó. Todos se quedaron en shock porque no sabían cómo decirle al artista que su diseño había sido rechazado. Cuando se enteró finalmente, Cruz-Diez respondió: ‘Está bien, voy a hacer otro solo para no escucharle la lengua. Él sabe de música, pero yo sé de arte”. Casi nunca lo bajan, por lo que muy pocos han podido apreciar esta obra de arte textil.

La extensión de la intervención en piso es de 550 metros lineales
Plaza Venezuela
 
Continuamos hacia la Plaza Venezuela, donde se erige una de las obras más emblemáticas de Cruz-Diez y también una de las más  acontecidas: Fisicromía Cóncavo-Convexa. Homenaje a Don Andrés Bello [1982]. El Metro de Caracas le propuso al artista realizar una obra para ocultar un sistema de ventilación que instalaron muy cerca de la fuente de la plaza. El artista aceptó, pero sobre todo porque ésta iba a acompañar la figura en bronce de Andrés Bello, el prócer que más admiró. En el primer semestre de 2020 iniciarán los trabajos para su restauración. Su estado actual no es el mejor. Ha sido víctima del vandalismo, el robo de materiales y la falta de mantenimiento, situación que también se repite en muchas otras obras que se encuentran a lo largo y ancho del territorio nacional.
 
Eso es normal cuando hay problemas sociales en un país. Son materiales preciados para los ladrones. Lo importante es que queremos recuperar la obra. Aunque todo el mundo quiere colaborar y dice que tiene una brocha para pintar, no es así de fácil. Cabe recalcar que tenemos un patrimonio artístico gigante, de mi padre, de Otero, de Soto. Eso es un gran atractivo para los turistas que buscan arte en sus viajes. Podemos aprovechar esa gran ventaja para el rescate de nuestro país”, comenta Carlitos Cruz Delgado, uno de los hijos del maestro invitado como guía del recorrido. Llegó apenas hace unos días a Venezuela y no ha dejado de recibir el cariño de la gente.
Participantes y Voluntarios de [CCSen365] acompañados de Carlitos Cruz Delgado, hijo del artista y director del Atelier Cruz-Diez en París

Torre La Previsora

Pasando por la calle frente a la Torre La Previsora, su acceso principal estaba cerrado. Domingo, era de esperarse. Así nos resultó mejor porque pudimos observar la intervención artística diseñada por Cruz-Diez para sus puertas. Milagros Maldonado, una mecena de las artes en Venezuela, llamó al maestro para crear la “Cromoestructura”:

Una obra de arte integrada a la ciudad debe generar un acontecimiento inédito en mutación permanente que provoque una sensación íntima de fascinación, asombro o ruptura ante el comportamiento automático que adaptamos al desplazarnos en el espacio urbano. Una puerta, como cualquier otro elemento espacial en el mobiliario urbano, debe servir de soporte a un acontecimiento de carácter sensible que nos permita otra lectura de la información estándar desprovista de todo interés afectivo. Esta puerta de La Previsora la he diseñado con el objeto de tener, además de su funcionalidad, su especificidad como un espectáculo cromático en continua mutación, percepción a nivel peatonal y a nivel vehicular. Ambas cromáticas se modifican continuamente dependiendo de la distancia, la velocidad y las condiciones de luz ambiente en la medida del desplazamiento de los pasantes y de los usuarios. En toda obra volumétrica o espacial están implícitos problemas de diseño, cálculos estructurales y fabricación. La realización de mis obras, por requerirlo así, implica una minuciosa realización y destreza artesanal de primer orden. Es una obra sistemática en donde no puede haber mutaciones en la elaboración de los módulos. Cualquier desperfecto se haría evidente en el efecto que se desea, por lo tanto ha debido de construirse complejos patrones, moldes, topes, que garanticen su precisión. Como en este caso se trata de su soporte utilitario se ha tenido que contemplar en su diseño su funcionalidad, su resistencia y la seguridad, sin que se intercediese o impidiese el discurso plástico que yo he propuesto”, fragmento de una carta que le escribe el maestro a Maldonado en 1992.

Esta puerta de La Previsora la he diseñado con el objeto de tener, además de su funcionalidad, su especificidad como un espectáculo cromático en continua mutación, percepción a nivel peatonal y nivel vehicular”, palabras de Cruz Diez en la carta anteriormente mencionada

Plaza La Castellana

La penúltima parada es la Plaza La Castellana, donde nos unimos a unos vecinos voluntarios que estaban pintando los pasos peatonales alrededor de esta plaza-redoma con diseños de Cruz-Diez. Allí nos habló Albe Pérez, expresidenta de la Fundación Cultural Chacao: “La mayoría de las intervenciones del maestro en los pasos peatonales corresponden a la serie Color Aditivo. En 1981 se hace un rayado, muy similar al actual, en el cruce que dirigía hacia la entonces conocida Torre Banco Consolidado. Irene Sáez era la alcaldesa del municipio en ese momento. Para todos fue muy impactante. De seguro estas líneas también están en el imaginario estético de los ciudadanos. Luego en 2005 volvimos a retomar el contacto con el taller ArtiCruz en Panamá. En esa oportunidad el maestro donó seis diseños para nosotros. Fue tan generoso que él nos dejó seleccionar los espacios a intervenir. Por supuesto que con el tiempo se han perdido, pero ahora las estamos levantando de nuevo”.

Torre BOD

Estamos más pendientes de que viene un carro y no nos percatamos que la pared que va desde la calle hasta el estacionamiento de la torre es una obra monumental de Cruz-Diez. Tiene 40 metros de largo por 2.80 metros de alto. Está divida en cuatro paneles de 10 metros y cada una cuenta con 1.000 piezas, fabricadas en los talleres de La Florida, entre 1987 y 1988, y siguiendo la técnica de serigrafía. No puede ser expuesta al aire libre [como la de la Plaza Venezuela] y sólo soporta el hollín de los carros. Esta servidora había pasado unas cuantas veces por allí y no se había fijado nunca en semejante estructura. El color rosado que resalta en ella no es real, es producto de la adición de colores. Magia, ¿no? Justo en el medio hay una puerta secreta, imperceptible a menos que lo sepas con antelación, que solo la utiliza el presidente del banco para llegar directamente a su oficina. Por ende ese espacio es raramente fotografiado. De todas estas anécdotas nos contaron Nanín García y Patricia Morales, restauradores de esta y otras obras del artista. 

La diagonal [en negro] separa los cuatro colores que integran cada módulo, al igual que las aletas o trampas de luz en aluminio plateado. Ambas cubren y descubren el color.

Centro Cultural Chacao

Nuestro recorrido culmina en el mismo punto de inicio. Fuimos de los primeros visitantes en la inauguración de dos exposiciones del maestro en el marco de la Semana Cruz-Diez, organizadas por el Centro Cultural Chacao y la Embajada de Francia en Venezuela. La primera es efímera, por lo que se debe reproducir cada vez que se monta. La segunda pertenece a la Universidad Simón Bolívar y fue donada por Cruz-Diez en la década de los años ochenta. En esta él explica didácticamente cuáles son los principios de su trabajo.

Un ejemplo de bondad infinita porque comparte con todo el público cómo piensa, cómo estructura su discurso, cómo logra sus resultados. Para nuestra sorpresa el guía invitado en esta última estación fue nada más y nada menos que Gabo, el ya mencionado nieto del maestro, quien maneja con tal desenvoltura la teoría de la obra de su abuelo que hasta los menos conocedores entendieron de qué va su propuesta.

Cuando mi abuelo estaba conquistando a mi abuela, le llevaba serenatas y le decía: ‘Yo soy artista y nuestra vida será en el taller. Es más, la casa y el taller serán lo mismo’. Ella aceptó. Y ha sido así: tanto los hijos como los nietos hemos trabajado en el taller, aunque tuvimos la libertad de estudiar lo que quisiéramos. Somos una familia de artesanos, destinada a difundir el legado del abuelo. La manera de expresarse un artista es a través de su obra; sin embargo, Cruz-Diez usaba la palabra a la perfección porque creció rodeado de Letras: el bisabuelo era poeta. ¿Por qué su obsesión por el color? Él buscaba una ranura en la historia del arte que no hubiese sido muy desarrollada y encontró el color, que siempre fue visto como el complemento de la forma, pero él quiso investigar el color fuera de ella. Usó la línea para estructurar su teoría porque fue la figura más eficaz que consiguió. Las etapas van desde el color aditivo hasta la inducción cromática [en la que se generan nuevos colores], pasando por las interferencias [que requiere el movimiento físico del espectador] y las trampas de luz [fisicromía]. Es una obra infinita: siempre se pueden combinar nuevos colores con la diagonal negra y generar atmósferas diferentes”.

Gabo Cruz, nieto del artista y director de ArtiCruz en Panamá en la muestra del Centro Cultural Chacao

Contar para no olvidar

Esta es una crónica más dentro del grupo de participantes que refleja lo que vivimos ese domingo haciendo uso del hashtag #ReconciliandoCCSsinMiedo10. Siempre se hizo énfasis en el hecho de que escribiéramos, fotografiáramos  y compartiéramos en nuestras redes lo que más nos había gustado porque estos testimonios formarán parte de nuestra memoria urbana. “Una exposición sin catálogo es una experiencia que se olvida”, en palabras de Gabo.

Sobre [CCSen365]

Esta programa social lleva más de cuatro años organizando recorridos para disfrutar del patrimonio cultural y ejercer el Derecho a la Ciudad. “Nuestro objetivo es [re]mapear a Caracas como si fuese un gran libro urbano. Cada capítulo aborda justamente sus zonas,  parroquias y urbanizaciones más emblemáticas. Si quieres entender el hilo conductor de trama caraqueña, necesitas [re]leer  la historia sin dejar por fuera ninguno de sus capítulos urbanos“, explica LuisRa, impulsor de @CCSen365.

Esta crónica refleja la experiencia de [Caracas Cinética], un recorrido vehicular especialmente diseñado para la Embajada de Francia en Venezuela y su Semana Cruz-Diez.
Autores:

Keyla

Crónista Urbano

Yull

Fotógrafo Urbano

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