Para hablar del Museo de Ciencias, como uno de los museos fundacionales en Venezuela, hay que necesariamente remitirse al Museo Nacional [1874].
La aspiración de contar con una institución museística en el país tiene sus huellas en la Academia de Bellas Artes y la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas. Cada una y por separado acumularon esfuerzos para la concreción del primer museo venezolano de acuerdo a sus intereses: uno dedicado a los artistas [de arte] y otro a los doctores [de ciencias]. Será la ciencia local quien gane este terreno primero.
De manera interesada para proyectar un orden civil, progresista e intelectual promovido desde el liberalismo amarillo es que Antonio Guzmán Blanco, como presidente de la Republica, decreta la creación en 1874 de la Cátedra de Historia Natural acompañada del Museo Nacional, una institución adscrita a la Universidad de Caracas para que sirviera de apoyo “al desarrollo de la recién establecida cátedra, así como para uso y beneficio público”.
Los fondos de colección de este primer museo científico, que incluía las secciones de Historia Natural y Etnografía, se constituyen con la “cámara de maravillas” cedida por la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, unas plantas remitidas por la Sociedad Botánica de París y la colección personal de mineralogía, geología y herbario del Dr. José María Vargas [1786- 1854], entre otras piezas.
Su primera sede, inaugurada al año siguiente, serán dos salones [uno usado originalmente por la Cámara de Representantes] del segundo piso del patio Vargas de la universidad. Tanto la Cátedra como el Museo serán dirigidos por el botánico y zoólogo alemán Gustavo Adolf Ernst [1832-1899], tras ganar el concurso para ello. Se trata de un proyecto museístico asumido con una vocación didáctica; acorde con el espíritu europeo y la tradición de los grandes gabinetes de curiosidades.
El Museo Nacional se establecería luego como el repositorio de un gran conjunto heterogéneo y caótico de artefactos, que van desde piezas arqueológicas o etnográficas hasta históricas [desde 1880] y de bellas artes [desde 1882]; pasando por diferentes productos orgánicos e inorgánicos reunidos por Adolfo Ernst [desde 1883].
La Exposición Nacional del Centenario, ayudará a incrementar y organizar las colecciones del Museo Nacional en tres secciones principales: Historia Natural y Arqueología, Historia Patria [Museo de Bolívar] y Bellas Artes [Dibujo, Pintura, Escultura]. Esta gran exposición será inaugurada el 2 de agosto de 1883 en el Palacio de Artes e Industrias Nacionales [Juan Hurtado Manrique, 1873-1883]- que hasta entonces no había sido puesto en funcionamiento como sede del Museo Nacional, a pesar de haber sido, al parecer, construido para tal fin en 1873, en la esquina de La Bolsa.
Diez años después, por decreto del 5 de enero 1893, el Museo Nacional, todavía confinando a unos pocos salones del recinto universitario, se transforma en Instituto Nacional y se reorganizan y amplían sus secciones/colecciones, entre las cuales se encuentran: Mineralogía, Botánica, Zoología, Etnografía, Arqueología, Historia Patria [Museo Boliviano] y Bellas Artes. A excepción de estas dos últimas, el resto de las secciones conformarán el patrimonio del futuro Museo de Ciencias, denominado así a partir de 1935. Pero antes que eso ocurra habrá que esperar veinticuatro años.
Será durante el régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez cuando las colecciones del antiguo Museo Nacional se reestructuren y dividan para crear tres nuevos museos independientes y con sedes propias: El primero de ellos en separarse será el Museo Boliviano, en 1911, con motivo del Centenario de la Independencia. Será seguido por los museos de Bellas Artes y de Historia Natural y Arqueología, ambos en 1917.
En importante señalar como antecedente, la propuesta de crear un museo independiente para la colección de Historia Natural en 1899. Incluso, un nuevo edificio fue especialmente diseñado y construido [1899-1900] para este uso por Alejandro Chataing y ubicado en el frente norte de la Plaza Bolívar. Esta suerte será frustrada por el terremoto de 1900 y la necesidad de albergar las dependencias del Ministerio de Justicia en un lugar seguro. Luego será ocupado por la Biblioteca Nacional.
Las tres instituciones museísticas se englobarán, a partir de 1917, bajo una nueva entidad denominada Museos Nacionales, cuyo primer director será el danés Christian Witzke [1856-1921], destacado empresario, coleccionista y a quien le debemos la iniciación de la museografía en Venezuela. El nuevo Museo de Bellas Artes conserva las secciones de pintura, escultura y arquitectura del Museo Nacional y le asignan como sede un conjunto de salas de la Universidad contiguas al ahora llamado Museo de Historia Natural y Arqueología. Este último exhibe piezas organizadas por colecciones de zoología, botánica, arqueología, geología y mineralogía, paleontología y prehistoria, etnología y antropología.
Hacia el final del gomecismo, entre 1934 y 1935, aparecerán en Gaceta Oficial los respectivos decretos de construcción para nuevas sedes museísticas, todas diseñadas por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva [1900-1975]: El Museo Boliviano será reubicado en la Esquina de Parajitos [1934], mientras que los museos de Bellas Artes [1938] y Ciencias Naturales [1940] irán a las inmediaciones del Parque Sucre de Los Caobos. Será a partir de este momento, con nuevas sedes, directores designados y Juntas de Conservación y Fomento conformadas para cada uno de los museos es cuando verdaderamente estos lograrán ser autónomos, con atribuciones, objetivos y perfiles propios.
[Créditos] :
Investigación, texto e imagen: LuisRa Bergolla | @las_itacas