Desde un punto de vista formal esta “Ambientación Cromática” está resuelta a partir de un telón de sala y de 1200 butacas tapizadas que acogen la idea del “color aditivo”, así como la superficie de un piso de 550 m2 que se relaciona con el concepto de “Inducción Cromática”.

Como se advierte, encontramos aquí tres expresiones que ameritan el esbozo de un comentario para entender la intención del artista. La primera expresión es “Ambientación Cromática”, la cual nos remite a una atmósfera envolvente, o “enviroment”, que en lugar de convertir al espectador en un sujeto que percibe hace que entre en un espacio y se sienta parte de él como resultado de un acontecimiento estético. Aquí el espacio absorbe al espectador mediante la estimulación de una plenitud multisensorial. El espacio real  se transforma en un espacio creado, recreado e ilusorio. El resultado es, en definitiva, la generación de atmósferas y temperaturas, así como de sonoridades y dinamismos.

Tales impactos vivenciales son estimulados por las butacas tapizadas, el telón y el piso que conforman un conjunto diversificado e integración de las “inducciones cromáticas” del piso y de los “colores aditivos” de las butacas y el telón. En estos contextos, las “inducciones cromáticas” son sensaciones que permanecen en el ojo como consecuencia de los efectos que resultan de la interacción entre varios colores. De acuerdo con esta acepción, aparecen colores que no están en el soporte, ya que son promovidos por el ojo, desde el ojo y para el ojo con lo cual se alcanza un máximo grado de subjetividad perceptiva. Por su parte, el “color aditivo” es una imagen posterior que procede de la yuxtaposición de colores que, por su secuencialidad y activación alcanzan iluminaciones dinámicas. En este sentido, la activación de apariencias y reapariciones adquiere energías vitalizadoras. En última instancia, el artista, en lugar de ofrecernos un ornamento para mirar, nos ofrece una atmósfera para el respiro y la inspiración.

Sin duda, Carlos Cruz-Diez nos recuerda, con esta abarcadora resolución, que el ojo no solo es el sentido de la visión sino también el órgano que suelta lágrimas. En este orden, lo sensitivo y lo emocional se entretejen para servir de ámbito en donde los colores vitales y reales conquistan la dimensión del cromatismo virtual que resuena en una armonía cromática que se funde y confunde con la armonía musical que ocasionalmente se convierte en su contexto.

[Créditos] :

Investigación y textos: Víctor Guédez

Registro fotográfico: Gonzalo Graner @ggraner | Gregorio Carrillo @gcm_fotografia | Rafael Fuguet @rafael_fuguet |  Angela Urbina @akucphoto | Aldrew Alvarez @alvarezphotogr | LuisRa Bergolla @las_itacas | Lorenzo Montesinos @lorenzomr